Reflexiones sobre la sostenibilidad en torno a las medidas Covid-19 adoptadas por el gobierno colombiano
por Mariela Inés Sánchez Cardona
Mucho revuelo causó el 06 de marzo el Boletín n° 046 de 2020 emitido por el Ministerio de Salud confirmando el primer caso positivo de Sars-Cov-2 en Colombia y aún más, cuando cinco días después la cifra se acercaba a los dos dígitos (9 casos confirmados). A partir de allí todo el aparato estatal se volcó a la generación de estrategias de contención y mitigación de la Covid-19. Bajo tal panorama, se declara la medida de simulacro de aislamiento en Bogotá y Cundinamarca del 20 al 23 de marzo y una cuarentena nacional a partir del 24 de marzo al 13 abril –con constantes prórrogas de 15 días.
La declaratoria del simulacro planteaba el cierre total de las actividades económicas, sociales y culturales – obviando el comercio de bienes de primera necesidad –, línea que continúo la declarada por el gobierno nacional para el todo el país. Sin embargo, la ejecución de este tipo de medidas restrictivas y agresivas parecieron no contar con una base razonable, sostenible y humanizadora.
Bajo el marco de las medidas adoptadas, se pretende plantear algunos análisis críticos y de contexto. En este punto es importante resaltar que los postulados a desarrollar tienen un cierto grado de responsabilidad que se debe asumir, pues se estarán abordando sensibilidades frente a miedos producidos por preservar la salud y la vida. El grado de inmersión de las situaciones por las que se ha atravesado durante la pandemia expone dos tipos de poblaciones que no son excluyente entre sí, por un lado, población que ha estado viviendo, de manera directa o indirecta, el deceso de familiares o cercanos, y, por otro lado, grupos que están viviendo el sufrimiento ante las grandes pérdidas económicas o ante el desempleo generado por el cierre y recesión indefinida de muchas pequeñas y medianas empresas. No obstante, la autora desea analizar las medidas tomadas por el gobierno colombiano desde una doble postura: a) desde la academia, ya que desde allí trabaja como investigadora en temas de paz y convivencia con juventudes y docentes del país, y b) desde el rol de pequeña empresaria del tercer sector.
El decreto distrital 091 de marzo de 2020 y el decreto nacional 417 del mismo mes, establecieron las pautas para la contención y mitigación del Sars-Cov-2 en el territorio colombiano, apostar – en la misma vía con las primeras medidas tomadas a nivel internacional – por reglamentar la forma de interactuar en términos sociales, económicos y culturales, sin avizorar las consecuencias que ello traería.
En cuanto al tema de las afecciones económicas, en especial la de los pequeños y medianos empresarios, podría expresarse que es enorme, y esto da cuenta que las medidas tomadas por el gobierno parecen no dimensionar las pérdidas socioeconómicas que trajo a las personas que conforman las micro, medianas y pequeñas empresas – Mipymes –, quienes representan, de acuerdo con Monterrosa, cerca del 96% del tejido empresarial, aportan el 40% del PIB y generan cerca de 17 millones de empleos de la economía del país.
El resultado de esto, es que gran parte de las MiPymes que basan su economía en el flujo de dinero diario o semanal se quedaron sin la capacidad para sustentar su negocio, pasaron en corto tiempo al grupo de personas que no tenía los recursos suficientes para sostener sus necesidades básicas. El único camino que encontraron los pequeños y medianos empresarios fue cerrar los negocios y permanecer, bajo obligatoriedad, en sus casas, sin posibilidades de percibir ingresos, pero con la constante preocupación de responder por sus obligaciones (arriendo, nómina, proveedores). Lo que inició como medidas planeadas para salvaguardar la vida y la salud de la población, se convirtió en una situación insostenible que desabasteció, endeudó, empobreció y enfermó a una buena parte de la población.
Bajo tal panorama, toma fuerza la idea que el bienestar de las personas es multidimensional, incluye no solo la vida, sino una vida digna, por ello se deben desarrollar acciones más proactivas donde se piense en las personas más vulnerables y con la flexibilización de las medidas que facilite a las empresas seguir trabajando para preservar los empleos. Las medidas tomadas por los gobiernos deben apuntar a preservar la integralidad de la calidad de vida de los individuos, por ello se debe equilibrar la balanza pensando en el bienestar holístico de la población. Entrar en los dualismos economía vs salud no aportan al desarrollo humano de una sociedad. Es muy simple pensar en las siguientes preguntas: ¿qué haces con salud, pero sin trabajo? ¿qué haces con trabajo, pero sin salud? Debemos colocar cada factor en la balanza del bienestar multifactorial y propender por medidas que no vulneren ninguno de los derechos humanos.
La propuesta más proactiva que deben desarrollar los gobiernos de turno, seria creer que las personas pueden tanto auto-cuidarse como cuidar de los otros, la pedagogía basada en la confianza de las potencialidades del ser humano, es positiva y se focaliza en las fuerzas interiores que se tienen para un bien común. Estas metodologías de creer que las personas son de gran ayuda a las políticas de una nación hacen parte de los objetivos que desarrolla Harris en la teoría de educación para la paz.
Esa misma tesis la plantea la autora en investigaciones como La sostenbilidad de la paz en Colombia: voces y pensamientos de las juventudes, Educación para la cultura de la paz, una aproximación psicopedagógica, entre otras, donde enfatiza que los niños(as) y juventudes son de gran ayuda en las grandes transformaciones sociales en el mundo. Son ellos quienes deben ser formados de manera crítica y constructiva para hacer realidad las pretensiones de los líderes de una nación. En este sentido, se podría citar a la primera ministra de Noruega Erna Solberg, quien involucró a los niños en la problemática del coronavirus, a los cuales les brindó tranquilidad frente a sus temores y los escuchó con mucha empatía para motivarlos con tranquilidad a comprender la importancia de su autocuidado y mantener algunas distancias sociales para el bien de su país.
La autora también ha evidenciado estas tesis desde la Escuela Sociocultural de la Paz Pedagógica, donde se apuesta a la transformación de sociedades desde las potencialidades de cada individuo y comunidad. Las medidas de distanciamiento social son comportamientos que se pueden aprender con adecuadas estrategias pedagógicas. A pesar de que algunos países han tenido más facilidad para aprender y asimilar las medidas de prevención al contagio como es el caso de los países de Alemania, Suecia, Finlandia, Noruega y Suiza entre otros, ello no quiere decir que la población colombiana no pueda aprender también estos comportamientos.
Así, la aplicación de una pedagogía basada en la confianza de las capacidades del individuo para aprender nuevos comportamientos prosociales, sin enfatizar solo en medidas represivas y punitivas puede ser más efectiva en los contextos sociales. De manera que los dirigentes políticos de un país deberían fortalecer cada vez más los espacios y los medios para impulsar estos procesos de aprendizajes basado en las fortalezas que tienen las comunidades para preservar la salud integrar. Esta visión de educación es más humana que aquellos que enfatizan en el castigo por no cumplir lo deseado en el tema de prevención del contagio. Al respecto, he visibilizado como el control social en algunos escenarios prevalece sobre las medidas punitivas, por ejemplo, en espacios deportivos, he evidenciado que la mayoría de las personas ha utilizado el tapabocas, lo que indica que el ser humano tiene la capacidad de desaprender para volver a aprender comportamientos adaptativos como en el caso de la Covid-19. En este aspecto vale la pena hacer la claridad que si el Estado ayuda a garantizar los mínimos vitales para vivir humanamente (comida, vivienda, salud etc.), los procesos de educación serán más fáciles. Con este planteamiento se quiere denotar que no es lo mismo educar en un contexto donde existe hambre en su población, que en un contexto donde esta problemática no existe.
En esta misma dirección, se debe insistir en Colombia de manera más sistemática en pedagogías basadas la ética del autocuidado la cual va más allá de una esfera personal. Esta tesis ha sido ampliamente desarrollada por Irene Comins en su libro Filosofía del cuidar, una propuesta coeducativa para la paz, quien argumenta que a la humanidad podría educarse en el cuidado de quien no conocemos. Por ello se debe impulsar una filosofía que trascienda los espacios privados y el gran reto es cuidar a quien no conocemos. El adoptar las medidas de higiene (lavado de manos), uso de tapabocas y distanciamiento social quiere salir de los espacios privados del auto-cuidado para irradiar a responsabilidad del cuidado a toda una sociedad que tiene los mismos derechos a la salud y la calidad de vida.
Hasta este punto, se ha intentado denotar que las medidas asumidas no han sido sostenibles, porque como se argumentó anteriormente, con la cuarentena anticipada no se ha logrado un trato digno a las personas porque las ayudas del gobierno para la población vulnerable no han sido suficiente en un periodo tan largo de tiempo.
Tampoco dichas medidas han cumplido con las características de ser humanas ya que existe una gran parte de la sociedad que han tenido que sufrir en mayor medida los cierres económicos y de la vida social, los despidos masivos y la imposibilidad de producir el sustento de sus familias, con consecuencias funestas en la salud mental de las personas. Está gran parte de la sociedad puede contemplarse en dos grupos (que no se excluyen entre sí). I. Las personas mayores 70 años quienes han estado confinadas desde el 19 de marzo y solo han logrado, a la fecha, la posibilidad de interactuar socialmente cuatro horas a la semana. II) Las personas ubicadas en las partes más empobrecidas de las ciudades, de acuerdo con Lauvergnier y la Fundación Paz y Reconciliación, han alzado su voz exigiendo ayudas para sostener a sus familias oaperturas seguras para reactivar económicamente sus hogares.
En conclusión, la aparición de la Covid-19 ha marcado un hito -a nivel político, social y económico- en el mundo globalizado, pues obligó a la población mundial a pensar en medidas para resguardar la vida y la salud, dentro de estas medidas pueden destacarse las tomadas por los gobiernos, quienes en su mayoría optaron por acciones represivas y regresivas para confinar y a su población y “desacelerar” la curva de contagios. Varias de las medidas, especialmente las tomadas por el gobierno colombiano, golpearon a los sectores más vulnerables, ampliando la brecha de desigualdad, pobreza, discriminación y aumento en el número de desempleo que impide el sustento diario a una gran mayoría de familias colombianas.
Mariela Inés Sánchez Cardona es investigadora del grupo de investigación CC – Constitucionalismo Comparado de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, donde dirige la línea de investigación número 5 Constitucionalismo y paz. Es fundadora de la Escuela sociocultural de la Paz pedagógica. Email: marielainsanchez@hotmail.com
Referencias bibliográficas
Comins Mingol, Irene. Filosofía del Cuidar una propuesta coeducativa para la Paz, Barcelona, Icaria Editorial, S.A, 2009
Decreto 417 por el cual se declara el estado de emergencia económica, social y ecológico en todo territorio nacional, en Diario Oficial, núm. 51.259, de 17 de marzo de 2020.
Harris, Ian M. Peace Education, Jefferson, N.C, McFarland, 1988.
Sánchez Cardona Mariela (2016): Educación para la cultura de Paz: Una aproximación psicopedagógica. Bogotá, editorial Universidad Santo Tomás. Bogotá. 2da edición.
Hacia una propuesta de escuela sociocultural de la paz pedagógica en el postconflicto en Colombia, en Justicia Constitucional Tomo I, editorial Ibáñez y Universidad Santo Tomas, 2017.